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Mucha cara, mucha cruz. Ese es el resumen del escándalo financiero de Giovanni Angelo Becciu (76), el primer cardenal condenado por el Tribunal del Vaticano en toda su historia. Ya despojado de sus funciones cardenalicias, ha sido sentenciado a cinco años y medio de prisión y una multa de 8.000 euros por delitos de estafa y malversación. Así lo determinó una sentencia emitida en diciembre de 2023 que solo ahora sale a la luz.
Fue la compra de un edificio de lujo en Londres en 2014, la que destapó un entramado de corrupción orquestado por Becciu. Ubicado en la prestigiosa zona de Chelsea, este inmueble fue adquirido por el cardenal italiano por la cifra de 250 millones de euros. Posteriormente, se descubrió que para la transacción se emplearon fondos destinados a obras de caridad y que se pagó un sobrecoste. Lo que para el Vaticano iba a significar una inversión, se convirtió en una operación opaca en la que estaban implicados el purpurado, su familia y otros secuaces.
Para más inri, en dicho juicio también se condenó a una mujer. Una mujer muy cercana al religioso. Se trata de Cecilia Marogna (44), otrora consejera de inteligencia del Vaticano condenada a 3 años y 9 meses de prisión en el mismo proceso judicial. Además de fraude y malversación de fondos, es la protagonista de una de las intrahistorias más mendaces y reprobables del ya conocido como caso Becciu.
En el año 2018, Angelo Becciu era sustituto de Asuntos Generales de la Secretaría de Estado. Este es el tercer mayor cargo que tiene la Iglesia Católica. Por su parte, Cecilia Marogna era su consultora de seguridad y mano derecha del cardenal en ese mismo organismo, el segundo más importante después del Papa.
Pero ejercer como equivalente al ministro de Interior del Vaticano no le impidió saltarse varios mandamientos al urdir un plan junto a Cecilia Marogna para quedarse con gran parte de los donativos destinados a la liberación de una monja secuestrada en África.
La religiosa en cuestión era la hermana colombiana Gloria Cecilia Narváez, raptada por Al-Qaeda en Mali en el año 2017. Sin embargo, del más de un millón de euros que pidieron al Vaticano para rescatar a la monja, 570.000 fueron a parar a una sociedad controlada por Marogna en Eslovenia. Los otros 570.000 euros, se los gastó la asesora de Becciu en carísimos hoteles, viajes, ropa bolsos, perfumes y otras opulencias. Según la sentencia, la monja fue finalmente liberada en 2021 "sin ninguna intervención de la secretaría de Estado y mucho menos de la señora Marogna".
Durante la investigación, también se desveló que, a pesar de describirse como experta en seguridad e inteligencia, Marogna era una advenediza con un currículum completamente inventado. Una persona que estaba lejos de estar capacitada para la función para la que se le contrató, que consistía en velar por la seguridad de las personas que trabajaban para la Iglesia en zonas de riesgo alto y negociar rescates.
Destapado el tinglado, muchas fueron las incógnitas que surgieron acerca de Cecilia Marogna: ¿Quién es esta mujer? ¿Cómo llegó tan lejos sin tener un buen currículum? y, sobre todo, ¿Cuál era su vínculo con Angelo Becciu?
"En torno a esto hay muchas sospechas, pero es seguro que no había ninguna relación carnal entre Becciu y Marogna. Simplemente, ella es una mujer muy lista por la que se deja llevar", cuenta a LOC una fuente cercana a la prensa del Vaticano.
Esta fuente consultada pone el foco en el modo de proceder del cardenal y sus allegados. Pues tanto Becciu como Marogna son de Cerdeña. "Él es un hombre acostumbrado a la vida principesca, que es poco menos que un príncipe muy querido en su pueblo. Incluso se rumoreaba que usaba el helicóptero del Vaticano para ir a su casa", continúa.
Una de las partes que más llama la atención de la sentencia contra Angelo Becciu es que se le condena por malversación y estafa continuada a la Santa Sede, pero no se determina que lo haya hecho para su propio lucro, ni que se haya enriquecido con ello. Junto a él, han sido condenadas otras nueve personas. Algunos, funcionarios vaticanos; otros, intermediarios y comisionistas. Supuestamente, su mal proceder en la gestión habría dejado un agujero de entre 77 y 166 millones de euros.
En la harina, también está uno de los hermanos del cardenal. "Él conseguía ayudas y donaciones para distintas causas que luego daba a sus hermanos", añade este experto.
Actualmente, Becciu ha sido retirado de sus funciones como cardenal. "El Papa Francisco le deja ser sacerdote y le mantiene con el título de cardenal, pero le vacía de todo poder", explica este mismo experto. "Es una gran humillación, pero al fin y al cabo es la mayor operación de malversación de la historia de la Iglesia", concluye.